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viernes, 8 de agosto de 2008

El “low cost”: la I+D de los tiempos difíciles

Javier Meana
Abogado.

El low cost o lo que es lo mismo, los productos y servicios a bajo coste, inundan nuestras vidas. Hoteles de bajo coste, líneas aéreas, moda “cheap&chic”, telefonía barata, coches utilitarios de 2.500 euros, inmobiliarias, servicios jurídicos o campañas políticas como la de Rosa Díez.
Ante las negras perspectivas de la economía este tipo de concepto es la salida para las empresas que intentan reinventarse a sí mismas.
Es la I+D de los tiempos difíciles.
El low cost es tan simple como su significado: consiste en conseguir una empresa con una estructura mínima, ligera y sencilla; y con ella ofrecer productos o actividades habituales (como viajar, o recargar tu teléfono) de una manera distinta a como lo hace la industria tradicional. Expertos en esta tendencia señalan que no solo basta con reducir los costes, sino que hay que echarle imaginación a Internet y redefinir el producto que quieres colocar y la manera en cómo lo vas a vender. Eso lo hará inimitable.
No cabe duda, como dice un anuncio (de una compañía que no es low cost, precisamente) que “el ser humano es extraordinario.” Cambian las oportunidades y nace una nueva estrategia empresarial; se caen los mercados y se aprovechan las tendencias a la baja; la información de los consumidores es enorme y sin embargo se sacan ventajas ofreciendo, incluso, menor calidad. Hacer estas cosas, con la que está cayendo se llama I+D. Ni más, ni menos.

Mientras los empresarios se las ingenian, no crean que los apoyos que reciben van a la misma velocidad. ¿Alguien cree que no? Pues solicite una ayuda para su idea y me lo cuenta. Las administraciones se afanan estos días en plantear, numeradas, eso sí, (para dar sensación de orden y eficacia) iniciativas contra la recesión económica. Se crean más ministerios, se desdoblan organismos y se añaden más fundaciones a un organigrama donde, las que ya están, solapan competencias. No sé si Vd. pensará que son innovadoras las medidas propuestas; desde luego low cost no son, está claro.
Y es que vivimos en un territorio de contrates. Nos dicen que la calidad es el factor esencial para competir con otros mercados, los asiáticos, por ejemplo; sin embargo “el cielo se cae sobre nuestra cabezas” cuando Rynair (la madre del bajo coste) dijo, en su día, que se estaba pensando si aterrizar o no en Valladolid. Menuda se montó.
Si de verdad quieren ayudar, no hagan la piedra angular de las iniciativas económicas los incentivos fiscales o la rebajas de tipo en los créditos que piden las empresas a los bancos; Hay crisis crediticia y está claro que los bancos no empujan en la misma dirección que las iniciativas del gobierno (que se lo pregunten a nuestras cajas o mejor a nuestro Gobierno). La administración debe contagiar dinamismo a los mercados. Y éstos exigen soluciones como las de bajo coste, donde la innovación deja de ser un concepto complicado y lleno de trámites y es tan sencillo como sacarle todo el partido posible a Internet. Tal vez escuchar a los empresarios, sería un comienzo… está claro que van por delante.
Ya existen webs que explican las infinitas opciones que hay para crecer en condiciones “low”. Son una ayuda a los emprendedores que pueden ver que es posible crear empresas en épocas bajas; y, sin duda, un libro abierto para aquellos que tienen la responsabilidad de redefinir estrategias, modos y conceptos tan básicos como la innovación en tiempos difíciles. Hay que reinventarse, está claro.

1 comentario:

Conxetta1 M G dijo...

Pero como vas a reinventarte si lo primero es sobrevivir,aunque bueno no a todo el mundo le va igual y es dificil pensar que todo pase por bajo coste con lo que nos gusta a los españoles de lo bueno lo mejor,Castilla y Leon ante todo necesita reinventarse en poblacion que nos estamos quedando para Servicios Sociales,una region con una poblacion mayor le es muy dificil innovar.......