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jueves, 14 de junio de 2012

Un abucheo también es “Marca España”


España como marca no es su realidad sino la percepción que se tiene de ella en el exterior. Si en la mente de aquellos que queremos que nos compren o inviertan o nos contraten, no somos nada, ello quiere decir que afectos prácticos, no existimos. La Marca País vende directamente y ayuda indirectamente. 
Ayer el Gobierno tuvo que retirar, en Las Cortes, una propuesta para prohibir los ultrajes a los símbolos nacionales en los espectáculos deportivos, mientras la demagogia de los grupos minoritarios decían que era “innecesaria”, “cortina de humo” y “aberrante” (AMAIUR). Sinceramente, en una época en la que estamos llamando a la confianza extranjera para que invierta en nuestro país, no es la mejor garantía ver a nacionalidades dispersas enseñando banderas en la casa del pueblo y diciendo cual es más garantista que otra o señalando (PNV) que “a los corazones se les convence” no se les sanciona, tras los más de 800 muertos habidos en España en nuestra democracia por defender ideas que estaban “en sus corazones” pero no en los de otros. 
La marca país tiene valor en los mercados y fluctúa dependiendo de las percepciones que de élla tengan en cada momento. No sé qué pensarán tras el espectáculo de los nacionalistas ayer. 
Los constructores de la marca páis son el Gobierno, las instituciones y la propia sociedad y tenemos que decidirnos que marca queremos para España, por nosotros y por nuestra economía; ayer se vieron en el Congreso tantas como en la Copa del Rey. Y eso si es “aberrante”.