Javier Meana
Efectivamente ¿ qué podemos esperar de un escenario como el actual?, pues alguna puñalada, mire Vd.
Nos movemos en un escenario con muchas oportunidades, lleno de Foros, Cumbres y Tratados; lleno de líderes mundiales que se reúnen un día sí y otro también. Un escenario lleno de información y de predicciones que cambian cada vez que vuelves del baño; un entorno en el que flojean las ideas con ímpetu; pobre en ayudas, legalmente desequilibradas y escaso de convicciones morales, sobre todo.
Efectivamente ¿ qué podemos esperar de un escenario como el actual?, pues alguna puñalada, mire Vd.
Nos movemos en un escenario con muchas oportunidades, lleno de Foros, Cumbres y Tratados; lleno de líderes mundiales que se reúnen un día sí y otro también. Un escenario lleno de información y de predicciones que cambian cada vez que vuelves del baño; un entorno en el que flojean las ideas con ímpetu; pobre en ayudas, legalmente desequilibradas y escaso de convicciones morales, sobre todo.
Cuando hace unas semanas quemábamos ramas verdes para que nos divisaran desde Washington, era de esperar una puñalada por la Brunete mediática inglesa… cómo siempre. En la idea de dinamitar nuestra presencia en la Cumbre del G-20, el corresponsal del Financial Times en España, Mark Mulligan, describió así a España:
“Hacer negocios en España es más parecido a hacer negocios en un país norteafricano que en un país del norte de Europa (...) España ha registrado un gran crecimiento económico en las últimas décadas, pero algunas de sus prácticas y costumbres chirrían en la comunidad internacional.
La Administración continúa siendo indiscriminadamente burocrática y obstruccionista.Reuniones que, por ejemplo, en Amsterdam durarían 20 minutos, en España pueden prolongarse durante una hora. Hay que estar preparado para una negociación caótica. Escuchar con atención, una virtud en muchas sociedades, es algo opcional en España...“ (Noviembre 2008)
La verdad no sé cómo explicarán que desde Salamanca (España) hayamos negociado durante años con la administración americana (y me constan los esfuerzos) para homologar nuestros productos agroalimentarios y ganar ese mercado; o que durante los diez últimos años Castilla y León (España) haya recibido 662,1 millones de capital extranjero que ha decidido invertir en nuestra tierra; de los cuales, casi todo, 640 millones, hayan provenido de empresas europeas. O que empresas salmantinas (españolas, también..) hayan multiplicado por siete sus inversiones en el extranjero y se encuentren repartidas por países como Polonia, China, Brasil, USA, Bulgaria, India, Marruecos… y hasta en el Congo, haciendo carreteras, vendiendo jamones, fabricando plásticos o llevando nuestra moda a otras culturas….
La prensa inglesa ya ha represaliado productos españoles en otras ocasiones. Pero no lo hacía casi desde 1926 (periodo entreguerras) y ahora lo vuelve hacer; todo porque nuestro gobierno (el de España) aparece en todos los “G” (el 8, el 10, el 20..) como un país emergente. Hoy pintamos muy poco. A casi nadie le importa lo que opine nuestro gobierno. No nos esperan para tomar decisiones. Si acaso, se nos invita a sumarnos a lo que deciden otros. Y a veces, ni eso.
Nuestras empresas se merecen que alguien respalde su tremendo esfuerzo. Necesitan ser fuertes porque lo exigen los desafíos de la globalización.
El mercado global es una oportunidad si sabemos aprovechar nuestras fortalezas y es un riesgo si nos encogemos y si nos dividimos.
En Salamanca sabemos, y lo hemos visto estos días, como algo tan global, como es el idioma español es un patrimonio que debemos potenciar, conservar y compartir. El turismo idiomático supone para la economía de Castilla y León más de 78 millones de euros anuales., En la actualidad, unos 40.000 alumnos, lo que equivale al 20% de la cifra mundial, estudian español en la Comunidad; y además hemos sido capaces de innovar y elaborar el único Plan Integral que existe en estos momentos en España para su puesta en valor.
Entonces, ¿porqué se nos trata fuera de tal manera todavía hoy? Piensen:
¿A quién se le ocurre poner en riesgo un patrimonio como el de la Lengua española que hablan más de quinientos millones de personas y que es un activo de primer orden?
“Hacer negocios en España es más parecido a hacer negocios en un país norteafricano que en un país del norte de Europa (...) España ha registrado un gran crecimiento económico en las últimas décadas, pero algunas de sus prácticas y costumbres chirrían en la comunidad internacional.
La Administración continúa siendo indiscriminadamente burocrática y obstruccionista.Reuniones que, por ejemplo, en Amsterdam durarían 20 minutos, en España pueden prolongarse durante una hora. Hay que estar preparado para una negociación caótica. Escuchar con atención, una virtud en muchas sociedades, es algo opcional en España...“ (Noviembre 2008)
La verdad no sé cómo explicarán que desde Salamanca (España) hayamos negociado durante años con la administración americana (y me constan los esfuerzos) para homologar nuestros productos agroalimentarios y ganar ese mercado; o que durante los diez últimos años Castilla y León (España) haya recibido 662,1 millones de capital extranjero que ha decidido invertir en nuestra tierra; de los cuales, casi todo, 640 millones, hayan provenido de empresas europeas. O que empresas salmantinas (españolas, también..) hayan multiplicado por siete sus inversiones en el extranjero y se encuentren repartidas por países como Polonia, China, Brasil, USA, Bulgaria, India, Marruecos… y hasta en el Congo, haciendo carreteras, vendiendo jamones, fabricando plásticos o llevando nuestra moda a otras culturas….
La prensa inglesa ya ha represaliado productos españoles en otras ocasiones. Pero no lo hacía casi desde 1926 (periodo entreguerras) y ahora lo vuelve hacer; todo porque nuestro gobierno (el de España) aparece en todos los “G” (el 8, el 10, el 20..) como un país emergente. Hoy pintamos muy poco. A casi nadie le importa lo que opine nuestro gobierno. No nos esperan para tomar decisiones. Si acaso, se nos invita a sumarnos a lo que deciden otros. Y a veces, ni eso.
Nuestras empresas se merecen que alguien respalde su tremendo esfuerzo. Necesitan ser fuertes porque lo exigen los desafíos de la globalización.
El mercado global es una oportunidad si sabemos aprovechar nuestras fortalezas y es un riesgo si nos encogemos y si nos dividimos.
En Salamanca sabemos, y lo hemos visto estos días, como algo tan global, como es el idioma español es un patrimonio que debemos potenciar, conservar y compartir. El turismo idiomático supone para la economía de Castilla y León más de 78 millones de euros anuales., En la actualidad, unos 40.000 alumnos, lo que equivale al 20% de la cifra mundial, estudian español en la Comunidad; y además hemos sido capaces de innovar y elaborar el único Plan Integral que existe en estos momentos en España para su puesta en valor.
Entonces, ¿porqué se nos trata fuera de tal manera todavía hoy? Piensen:
¿A quién se le ocurre poner en riesgo un patrimonio como el de la Lengua española que hablan más de quinientos millones de personas y que es un activo de primer orden?
¿A quién se le ocurre, en plena crisis, cobrar los servicios de asesoramiento en comercio exterior a nuestra empresas (ICEX) cuando nunca se había hecho? Vaya forma de ayudar…
¿A quien se le ocurre, antes de la Cumbre de Washington, pregonar en todos los foros que hay que crear un “Regulador Mundial Financiero”, sin pedirnos opinión encima, cuando los líderes mundiales acordaron lo contrario?….
Pues todo se le ocurre a nuestro gobierno (el de España), tal vez eso explique algo.
Bien, yo le sugiero a los medios extranjeros que consulten a nuestras empresas, las de Salamanca o de Castilla y León y vean como son realmente; que se reúnan con ellas en New York o en Londres, donde ya operan y se tomen un té con jamón. Tal vez fuera entiendan que las hojas son una cosa y el rábano otra. Esto es lo que hay.
Bien, yo le sugiero a los medios extranjeros que consulten a nuestras empresas, las de Salamanca o de Castilla y León y vean como son realmente; que se reúnan con ellas en New York o en Londres, donde ya operan y se tomen un té con jamón. Tal vez fuera entiendan que las hojas son una cosa y el rábano otra. Esto es lo que hay.
