Javier Meana.
No es nuevo que cíclicamente los gobiernos miren al exterior para buscar actuaciones novedosas que rompan con el tedio de aprobar, mes sí y mes también, normativas, un tanto cansinas, sobre los mismos temas. Regulando y modificando sobre lo ya regulado.
Y es que si no nos asomamos fuera, no podemos pretender que nos miren con deseo. Últimamente tenemos encima de la mesa paquetes de medidas que van más allá de lo cotidiano y que si se cumplen daremos un gran paso como Región.
Medidas profundas como las contenidas en la traída y llevada Agenda Población que mira a los ojos del futuro, de frente; un futuro que irremediablemente pasa por el refuerzo y mantenimiento de la población de castellanos-leoneses, y que sin duda alguna, debe tener una de sus prioridades en las provincias de La Raya; Junto a aquella, las competencias reclamadas por el presidente Herrera para gestionar el río Duero, un valle con honda personalidad, y que tanto nos une a Portugal; o el inicio de negociaciones para crear una Macroregión con Galicia y el norte de aquel País.
Todas tienen un punto en común: parece que buena parte de nuestro futuro pasa por mirar a Portugal.
Sinceramente me parece buena la idea, pero hay que señalar que las Diputaciones de las provincias de Salamanca y Zamora ya lo vienen haciendo desde hace años. Tender caminos hacia nuestro país vecino ha sido el proyecto más coherente con nuestro desarrollo como Región, que se haya podido plantear. Desde hace años, estas provincias, han tendido mil puentes con Portugal; sociales, culturales, económicos, turísticos y medioambientales, empresariales y de infraestructuras. Mil puentes que no siempre han tenido la respuesta deseada; bien porque no se haya tenido en cuenta las especificidades de un tejido empresarial distinto al resto de la Comunidad, o bien porque las tediosas ayudas europeas llegan tarde o son mal empleadas desde un punto de vista de fijar población y crear desarrollo.
En este sentido, acertada la insistencia de la Diputación de Zamora de seguir tirando líneas con Portugal, como lo ha hecho hace escasos días su Presidente Fernando Martínez Maillo quien ha suscrito un convenio realmente innovador entre corporaciones locales, con la portuguesa Bragança para construir un puente entre ambas localidades, entre ambas regiones, entre ambos países. Un puente que servirá para unir gentes, proyectos personales, naciones.
“Contribuir al desarrollo de los recursos propios del valle del Duero para la fijación de su población especialmente la más joven” es una de las misiones de la Fundación Rei Afonso Henriques, constituida en 1994, en Zamora; un objetivo que une la querencia sobre las competencias del Duero que reclama Herrera y la Agenda Población de Presidencia.
Zamora es el centro de referencia actual en Castilla y León para las relaciones políticas con Portugal y Salamanca la que mayor porcentaje de titulados tiene en la zona; cualquier política global de desarrollo entre vecinos, tiene que pasar por estas provincias. Bien potenciando las plataformas logísticas, como la de Salamanca, aprovechando los recursos endógenos ligados a la naturaleza, el paisaje, el turismo o el patrimonio, como encontramos en Las Arribes del Duero; haciendo que mejoren las conexiones con Europa Central y del Norte a través de las vías de comunicación de estas zonas fronterizas; o cualquiera otra.
Lo cierto es que nadie políticamente coherente puede negar estas propuestas. Es acertado sacar pecho como Región y pensar en ser cada vez más grandes y numerosos; pero no podemos dejar que sean las Diputaciones Provinciales las que sigan, solas, llevando el peso de la cooperación transfronteriza entre Castilla y León y Portugal. Aprendamos de lo que ya han hecho las provincias de La Raya y dirijamos buena parte de esas medidas hacia quienes llevan abriendo, desde hace años, mil puentes con Portugal. Se lo merecen.
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