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lunes, 12 de diciembre de 2011

La agricultura en azul

Tal como están la cosas va a ser difícil que en la agricultura de nuestro País haya partidas suficientes para hacer políticas que acometan las inversiones necesarias para lograr una modernización de las estructuras y una mayor competitividad de éstas; la crisis y los compromisos para cumplir con la exigencias sobre el déficit público, harán que haya recursos escasos, probablemente los justos, para mantener la actividad agropecuaria y del medio rural.

Con esta situación “desfondada”, una buena parte de las promesas quizá vayan a ser pospuestas en el tiempo por lo que la estrategia debe cambiar y ahí está el reto de quien lleve las riendas de la agricultura dentro de unas semanas. Desde esta perspectiva, más que un experto en gestión de fondos, el Ministerio requerirá un experto/a para generar y gestionar ilusión, que no ilusionismo.

Una persona que dedique una buena parte de su tiempo a restablecer el orgullo perdido por una profesión y a elevar su reconocimiento social.

El ministro o ministra de agricultura tendrá que buscar la fórmula en aplicar políticas más baratas para sacar la máxima la rentabilidad de las explotaciones, y reinventar formas de como con otros medios de producción se pueden vender productos con un mayor valor añadido.

El nuevo titular de esta cartera debe, ante todo, hacer justicia con una población rural que ocupa el 80% del espacio que ocupa del total de España, y en algunas Comunidades, mucho más. Combinando su capacidad de atractivo y persuasión pública con un alto contenido de conocimiento de lo que es Bruselas; una capacidad de negociación rápida y sobre todo firme, no solo ante los lobbys comunitarios sino ante los responsables de las Comunidades Autónomas que defienden las agresiones a nuestro campo de la reforma de la PAC. En este sentido nuestra consejera tendrá por fín esa mano que tanto anela y que va buscando allá y acá con pacto difíciles y a veces impensables, pero que resultan, la verdad, de impacto.

En definitiva, una entrada en “azul” que deberá tener guante “blanco” con mano “gris” de hierro para tiempos difíciles; en el que se desestime el “verde” como color principal, como hasta ahora; un color verde difícil de entender por lo que ha significado de imposición en un Ministerio artificial, plagado de eufemismos en su nombre que no venían a decir nada; y es que, por mucho que lo intenten encasillar, el medioambiente es una cuestión multisectorial y no solo agro-ganadera. Otro tanto pasará con el agua, donde su mayor consumidor es la agricultura y no Fomento, por donde ahora discurre.

Interesa ahora un Ministerio donde el Medio Rural tenga una cabida real, de lo que es y de lo que sostiene en nuestro territorio. Necesitamos un ministro de Agricultura multicolor con dosis, sobre todo, de optimismo para un sector que se ha visto relegado a la mínima representatividad en nuestra sociedad, cuando debería haber sido todo lo contrario. En esta legislatura no hay Ministerio fácil, pero el de Agricultura además debe reinventarse a si mismo.