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lunes, 7 de febrero de 2011

GAROÑA, el TOCINO y la VELOCIDAD


Que el recibo de la luz ha subido es un hecho; que lo lleva haciendo un 30% desde al año 2005, es otro hecho. Que el Gobierno de la nación debe a las eléctricas 18.000 millones de euros es otro más y una excusa, para éstas, a la hora de comprar recursos autóctonos como el carbón. Que en la Central de Santa María de Garoña trabajan 1.000 personas entre puestos directos e indirectos es una realidad contable y que el empleo es el primer bien a proteger en nuestro país, es una prioridad moral, social y política.

Mezclar en una negociación sobre las pensiones y la edad de jubilación el cierre o no de la central nuclear de Santa María de Garoña, es mezclar la velocidad con el tocino; y sobre todo un insulto para esas casi mil personas afectadas por una decisión que, a todas luces es ideológica y no técnica.

La inmensa mayoría de los agentes económicos, incluso los que anteriormente se habían posicionado del lado antinuclear, han ido dándose cuenta de que con nuestra dependencia energética y la crisis económica actual no podemos permitirnos prescindir de ninguna fuente de energía solo por motivos ideológicos; y menos de aquellas que no dependan de que haga viento o no ni de que haya más a menos horas de luz.

En el mundo, muchos países están optando por alargar la vida de las nucleares mucho más que por construir nuevas centrales, cuyos costes se están disparando. La gemela de Garoña en EE UU, Oyster Creek, cerrará en 2019, con 50 años, 10 menos de lo que en España piden las eléctricas.

Solo caben argumentos trasnochados para cerrar Garoña, como el tema de los residuos nucleares, los costes, reservas de uranio o la seguridad. Se seguirán buscando emplazamientos para albergar residuos radioactivos igualmente, con Garoña o sin Garoña; es más rentable mantener una central abierta que construir otra o cerrarla. Reservas de Uranio hay suficientes y en Salamanca enriquecemos este mineral para toda la UE desde ENUSA. En cuanto a seguridad ya se pronunció en el año 2009 el Consejo de Seguridad Nuclear prorrogando la vida útil 10 años más (2019).

 Finalizando esta legislatura el parlamento regional lo volverá a intentar su mantenimiento en uno de sus últimos plenos. Pero es irresponsable tomar decisiones como cerrar esa central para el 2013 tan alegremente, poniendo a 1.000 personas en la calle, cuando seguramente para esa fecha, quien tomó la decisión ya no esté en el Gobierno ni su responsabilidad con esas familias sea buscarle una acomodo. La patata caliente que se la coma otro.