Demasiadas son las imágenes contra la vida que recibimos diariamente. Vivimos en un mundo en el que exageramos el afán de comunicar, se llegan a globalizar las ideas, los conceptos y el lenguaje haciendo habituales imágenes y palabras que antes no lo eran. Hasta ahí podemos pensar que es lógico y hasta enriquecedor en una sociedad viva y, a veces, excesivamente dinámica.
Pero cuando uno abre la puerta de su casa a un torrente de información, también suele entrar mucho barro y cieno que es difícil de ignorar y se queda como un poso dentro de nosotros; amortigua y hace cama al resto de barbaridades que siguen entrando en nuestra conciencia, haciéndonos insensible a todo. Nos volvemos de corcho y eso ya no puede ser bueno.
Hoy tenemos demasiadas imágenes contra la vida, en nuestras retinas. Hemos visto, en directo, desde nuestra casa, como una persona decidía quitarse la vida con ayuda de sus familiares en lo que algunos llaman “un libre ejercicio del derecho de eutanasia”…. Antes se llamó suicidarse; simple y dramáticamente.
Hace casi un año contemplamos en la prensa fotos de de tres niños, expuestos en una manta, muertos en Gaza, como objetos de un puesto en el rastro; y no hace tanto un periodista gráfico fue “premiado” internacionalmente por su foto de un niño agachado agonizando de hambre mientras a su derecha, tranquila y educadamente, un buitre esperaba que expirase aquella criatura.
Asistimos a declaraciones llenas de “intelectualidad” y de “aplomo” donde se debate porqué es bueno y conveniente legalizar otros supuestos para abortar, mientras la calle se llena cada mes de enormes manifestaciones como único método de intentar volver a la cordura.
Seguiremos viendo muertos y casas destrozadas esta Navidad en los múltiples asaltos y enfrentamientos de etnias vecinas; y si nos conectamos a Internet podemos ver palizas a mendigos o escolares estigmatizados para siempre por otros niños…..¿niños?
Demasiadas imágenes contra la vida nos trae la tecnología y la libertad a comunicar. Demasiadas imágenes justificadas en reuniones, subcomisiones y foros, como si contra la vida se pudiera justificar tras una reunión. Estamos normalizando esas declaraciones, haciendo ajeno e impersonal algo que, no hace tanto, solo se llamaba matar y que ahora, con la mundialización de las opiniones se llama “derecho a”, “respuesta legal” o “nuevos supuestos de interrupción del embarazo”. Tanta imagen, ha llegado a mostrarnos habitual algo que nunca lo será. Acabaremos volviéndonos de corcho en un exagerado afán de comunicar primero.
Pero cuando uno abre la puerta de su casa a un torrente de información, también suele entrar mucho barro y cieno que es difícil de ignorar y se queda como un poso dentro de nosotros; amortigua y hace cama al resto de barbaridades que siguen entrando en nuestra conciencia, haciéndonos insensible a todo. Nos volvemos de corcho y eso ya no puede ser bueno.
Hoy tenemos demasiadas imágenes contra la vida, en nuestras retinas. Hemos visto, en directo, desde nuestra casa, como una persona decidía quitarse la vida con ayuda de sus familiares en lo que algunos llaman “un libre ejercicio del derecho de eutanasia”…. Antes se llamó suicidarse; simple y dramáticamente.
Hace casi un año contemplamos en la prensa fotos de de tres niños, expuestos en una manta, muertos en Gaza, como objetos de un puesto en el rastro; y no hace tanto un periodista gráfico fue “premiado” internacionalmente por su foto de un niño agachado agonizando de hambre mientras a su derecha, tranquila y educadamente, un buitre esperaba que expirase aquella criatura.
Asistimos a declaraciones llenas de “intelectualidad” y de “aplomo” donde se debate porqué es bueno y conveniente legalizar otros supuestos para abortar, mientras la calle se llena cada mes de enormes manifestaciones como único método de intentar volver a la cordura.
Seguiremos viendo muertos y casas destrozadas esta Navidad en los múltiples asaltos y enfrentamientos de etnias vecinas; y si nos conectamos a Internet podemos ver palizas a mendigos o escolares estigmatizados para siempre por otros niños…..¿niños?
Demasiadas imágenes contra la vida nos trae la tecnología y la libertad a comunicar. Demasiadas imágenes justificadas en reuniones, subcomisiones y foros, como si contra la vida se pudiera justificar tras una reunión. Estamos normalizando esas declaraciones, haciendo ajeno e impersonal algo que, no hace tanto, solo se llamaba matar y que ahora, con la mundialización de las opiniones se llama “derecho a”, “respuesta legal” o “nuevos supuestos de interrupción del embarazo”. Tanta imagen, ha llegado a mostrarnos habitual algo que nunca lo será. Acabaremos volviéndonos de corcho en un exagerado afán de comunicar primero.
(Publicado http://www.castillayleonconfidencial.com/ )
