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martes, 23 de septiembre de 2008

¿PARA QUE SIRVE UN METRO CUADRADO?

Javier Meana

Hoy día no es difícil encontrarnos, sin pensarlo, en cualquier paraje insospechado de nuestra Castilla, con una plataforma de cemento que pretende hacer las veces de polo industrial, o algo así. Durante estos años hemos visto como en municipios donde nadie vió ninguna industria en siglos, ni con una tradición empresarial que se conozca, le ha nacido de pronto un polígono industrial. Y todo porque el alcalde (como buen alcalde) pidó y pidió… hasta que lo consiguió.

Es cierto que el suelo industrial vertebra. Queda políticamente correcto decirlo; y, además, en estos casos, es cierto. Como lo es también el legítimo papel que juegan muchos alcaldes de pequeños municipios sacando pecho, guiados por declaraciones, a veces poco afortunadas o mal comprendidas, sobre lo que es desarrollar su pueblo. De tal forma que muchos de éstos se han comprometido hasta las cejas creando costosos polígonos industriales que luego no saben gestionar.

Es un esfuerzo enorme el que se hace por parte de las administraciones para ayudar a las empresas a vender “hasta el infinito y más allá””. Ahora que ya no llega tanto dinero de Europa, se les proporcionan planes personalizados, estrategias de mercado, encuentro institucionales, workshops, misiones comerciales, inversas, directas, en todo caso, “redondas”… y se crean nuevos organismos que llevan de la mano a un fabricante de queso artesano de San Cristóbal de Entreviñas hasta su comprador en Bangalore (India). Hasta ahí correcto.

Pero ¿y qué hacemos con esos alcaldes que, pidiendo, pidiendo, les ha nacido un polígono industrial? ¿alguien les ha dicho cómo se gestiona? ¿qué hay que hacer para que les lleguen las empresas a su pueblo? Es cómo si a un pastor se le da un GPS …. Ya es más moderno, y ahora ¿qué?

Sinceramente, no me cuadran las declaraciones que he visto hace poco de dirigentes sindicales y presidentes de asociaciones empresariales de Castilla y león, argumentando que no vienen más empresas porque no hay suelo. Cuando por otro lado conozco la angustia de esos alcaldes, de municipios poco afortunados, que ven como les crece la hierba en su flamante “polo industrial”.

No se le puede echar la culpa a un al alcalde por pedir… si no, dejaría de ser alcalde; ni a su falta de previsión, ni al nulo equipamiento que tiene su pueblo, ni a la mala ubicación ni si quiera al excesivo entusiasmo del regidor. Y es que cualquier empresa ya ha visto mucho mundo (por Internet, también) y se convierten en “megaempresas hiperglobalizadas” que toman sus propias decisiones, pensando que ir a Perales de la Rinconada, por ejemplo, es poco moderno. Ya ven. Pero suelo industrial hay…. claro que hay.

La cuestión es que hay que innovar, también, con el metro cuadrado industrial.
Y lo mismo que si queremos tener “relaciones” con la más guapa, debemos hacernos los interesantes… así hay que poner a los cientos de m2 que hay, esperando, en esos municipios de Castilla y León. Hay que hacerlos singulares, atractivos y sacar el máximo partido a sus potencialidades como zona de inversión.

En este sentido es interesante la propuesta hecha por la Administración Regional, hace unos días, para crear espacios de innovación en polígonos industriales y vestir de modernidad rincones de Castilla y León olvidados por el tráfico empresarial; pero que están ahí y se merecen una oportunidad.

Yo no creo que estemos atrasados en infraestructuras de tejido industrial, pero sí debemos invertir más tiempo en la atracción empresarial. Es raro que una empresa hoy día no haya acudido a un encuentro organizado por alguna administración o asociación del ramo, para informarle (o formarle) cómo ha de acercarse a su potencial cliente; las estrategias para introducir el jamón en China o cómo ha de comportarse a la hora de vender ruedas en Polonia. Pero muy pocos alcaldes, de esos que sostienen la piel de Castilla y León, saben dónde acudir para hacer útil esa masa de cemento que les iba a traer desarrollo y que acabará de pista de pruebas para conductores novatos.


Y es que vertebrar Castilla y León no es solo poner polígonos en la Sierra de Francia o en Los Ancares; es diferenciarlos unos de otros, adecuarlos a su territorio y dotarlos de elementos de futuro que les hagan ser útiles para lo que fueron creados.

Un metro cuadrado sirve para equilibrar; para crear expectativas… para innovar.

EN LA “D” DE DIFERENCIA, ESTÁ LA CLAVE

Javier Meana

Y es que en la letra D está la moderniDaD: I+D+i, Diversificación, proDuctividaD, Diálogo Social, Dinamismo… ¡¡¡DA2!!!, en fin, la Diferencia. Y es en esta cualidad en la que Salamanca se apoya en uno de sus principales activos, el patrimonio, la cultura y la investigación. Somos Distintos, de eso no hay duda.

Si eso lo tenemos claro, no lo es tanto que la “D”, de Diferente, se aplique a la Plataforma Logística de Salamanca, (ZalDesa). Esta Plataforma, que debía ser un instrumento de modernidad, Dinamizador, un elemento que une lo mercantil y lo territorial; algo que podría ser un referente entre Castilla y León y Portugal,… pasa desapercibida.

Castilla y León está delimitada por 9 Comunidades, vecinos de Portugal y ocupamos casi, el tercio norte de España. Somos extensos y tenemos cerca amplios mercados potenciales. Todos los días estrechamos la mano de algún ilustre portugués y firmamos convenios, protocolos, addendas… Es decir, contamos con todos los ingredientes necesarios para ser un enclave estratégico ideal para cualquier negocio.

Pero si somos tan singulares a la hora de enseñar una rana milenaria en una fachada o un astronauta dentro de un entramado plateresco y subir a lo alto de una torre para tocar un tamboril, bien podríamos echarle un poco de imaginación y hacer de nuestro suelo industrial algo diferente. Con “D” propia; de I+D; el plateresco de las decenas de plataformas logísticas y polígonos de Castilla y León.

Todo tiene sentido si convertimos este emplazamiento, ubicado en la Finca de la Salud, en un proyecto de investigación en transporte y logística. El Área Logística de Salamanca debe articular la I+D+I de la logística y transporte intermodal de Salamanca; articular las iniciativas e intereses sectoriales.
En toda Castilla y León no tenemos un ente que investigue el sector del Transporte, que esté atento a su desarrollo, que genere el conocimiento y la tecnología aplicable y la transfiera.

Esta propuesta no es nueva en otras Comunidades, aunque sí lo sería en Castilla y León. En Aragón, “ZLC Zaragoza Logistics Center”, en Extremadura “ITENE, Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística” o en Cantabria el “CTL Cantabria, Fundación Centro Tecnológico en Logística Integral”. Todos ellos, se constituyen como centros internacionales de excelencia en formación e investigación en logística y gestión de la cadena de suministro.

No sé si los Diez( con D, de I+D) millones de euros, para cinco años, que la Junta ha destinado a esta Plataforma son suficientes para convertirla en Diferente, pero podríamos empezar a pensar en ello. Si hace 20 años nuestro esfuerzo era salir de Región Objetivo 1, ahora es progresar, dentro de las regiones avanzadas, en competitividad y procurar coger todas las “D” posibles del la innovación y la modernidad.

En Salamanca el suelo ha sido factor de desarrollo. Al sector agroganadero, tan pegado a él, le debemos mucho de lo que somos. Ahora toca convertirlo en cualificado. Dotarlo de espacios de innovación donde las empresas sientan que no es lo mismo estar en Salamanca que en otro lado. Los tiros van por ahí. Todas las líneas de financiación del Gobierno Regional apuntan a la innovación. Y si lo hacemos extensivo a emplazamientos industriales como los de Ciudad Rodrigo, Vitigudino, y aquellas comarcas que necesitan salir de la monoindustria, vertebraríamos un territorio que está plagado de oportunidades pero sin infraestructura.

Singularizar nuestra economía, modernizar nuestro suelo industrial; lo mismo que desde siglos hemos hecho con la investigación académica, el arte, y el patrimonio. Churriguera fue un innovador, eso nos ha hecho Diferentes todo este tiempo y de ello hemos vivido. Ahora toca que lo seamos nosotros de cara al futuro.